La soñé con su vestido,
delineando su silueta,
tomé su mano, atrevido,
y en sus labios, mi respuesta.
Ella dice lo que siente,
no se guarda ni un detalle,
tal vez amor no presiente,
pero en sueños soy su valle.
Me permite ser su anhelo,
parte de ella, de su vida,
mi lealtad toca su cielo,
su fuerza en mí es encendida.
Su actitud y su mirada
me cautivan sin cesar,
es honesta, decidida,
y de ella no he de apartar.
Cada noche la imagino,
como un faro en la tormenta,
su voz dulce es mi destino,
su presencia, mi herramienta.
No es un sueño pasajero,
es un lazo sin final,
un deseo puro y cierto,
una luz sentimental.
Si sus pasos son inciertos,
mi camino hallará el modo
de esperar con fe en el tiempo,
de ser suyo, de ser todo.
Y si el alba nos separa,
mi alma en sombras quedará,
pues sin ella, vida clara,
solo el eco vivirá.