Rojo Infinito

Entre acordes de estrellas caídas,
su voz flotaba en el viento,
como un eco eterno y etéreo,
como un susurro del tiempo.

Desperté y volviste a huir,
pero sigues aquí,
como un signo en la marea,
como un destino sin fin.

Vestida de un rojo infinito,
como el fuego en su primera danza,
quemó mi alma en un instante,
dejando mi vida en balanza.

Somos mundos distantes,
que un día se alinearán,
pero tu luz me eclipsa
y no sé si volverás.

Marcó su ser en mis sueños,
como un cometa que nunca se apaga,
y aunque el alba me arranque su rastro,
su luz en mi pecho naufraga.

Susurro al viento tu nombre,
esperando que lo lleve hasta ti,
que atraviese el tiempo y la duda,
y puedas saber de mí.

Somos versos sin poeta,
una historia sin final,
pues tu belleza es un signo
que nadie supo nombrar.

Como escribió Sabina, que el mundo acabe bailando,
que el destino nos encuentre sin miedo,
y si el tiempo decide borrarte de mis sueños,
que al menos tu rastro me dure hasta el cielo.

Categories:

Tags:


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *