Retrato en el olvido

Entre letras y suspiros se dibuja
su sonrisa, un destello de alegría,
es ella mi esperanza, mi plegaria,
el faro que en la sombra me guía.

Rozar su mano es mi único anhelo,
besar sus labios, mi eterno desvelo,
mas para ella soy sólo un reflejo,
un cuadro olvidado, gastado y añejo.

Mi retrato, trazado en carbón y olvido,
se borra al compás de cada gemido,
de cada canción que le canta el viento,
mientras yo me pierdo en mi propio tormento.

Cada día más lejos de su memoria,
más cerca del polvo que cubre mi historia.
Y aun así, espero, en mi absurda osadía,
ser dueño algún día de sus fantasías.

Que en sus sueños me halle como un susurro,
un eco de amor en su tiempo más puro.
Pues aunque la distancia ensanche su pecho,
yo la amo sin tregua, sin fin, sin derecho.

Y si soy olvido, si no soy destino,
que al menos mi canto trace su camino,
pues amar, aunque duela, es ya recompensa,
un fuego que arde y mi alma condensa.