En la bruma de un andén sin regreso,
te hallé esculpiendo el eco del viento,
robaste un fragmento de mi universo,
dejándome absorto, sin fundamento.
No comprendo, mas vuelvo a pensarte,
a verte en mis brazos, rumor de luna,
como un astro errante busco abrazarte,
y el tiempo me arrastra en su negra espuma.
Tu beso, un relámpago en ruinas viejas,
derriba columnas de piedra y ceniza,
un fuego que arranca todas mis quejas,
inciende la historia que aún no se inicia.
Que ardan los muros, que caigan los templos,
que el alba renazca en nuestra frontera,
pues todo el abismo de los inviernos
se torna aurora si al fin tú me besas.
Si alzo mis manos, atrapo la noche,
te nombro en el aire, revoco el destino,
y el mundo se pliega bajo tu broche,
borrando distancias con solo un suspiro.
Llévame al sitio que el alba no toca,
donde la espera no tiene lugar,
donde el infinito se vierte en tu boca
y el tiempo se rinde, rendido a tu mar.