En la Orilla del Vacío

Encerrado en mi sombra voy sin rumbo,
sin hallar mi reflejo en este mundo.
Soy un grito en el viento, un eco muerto,
una nave perdida en mar desierto.

Tu ausencia es el temblor de mi destino,
un abismo sin fin, un torbellino.
Eres brisa fugaz que no retengo,
un latido sin voz que nunca tengo.

Y camino sin norte en la penumbra,
persiguiendo tu imagen que me alumbra.
Mas te busco en el río y en su canto,
y el agua borra tu perfil de encanto.

Marzo llega con nieblas de amargura,
con su viento que arrastra mi locura.
Los almendros se visten de esperanza,
pero el tiempo me ahoga en su balanza.

Tal vez moras en cielos olvidados,
donde habitan los sueños desterrados.
Tal vez eres un rayo entre tormentas,
o un susurro que el alba me lamenta.

Eres llama que arde en mis entrañas,
huracán que revienta mis montañas.
Eres eco que grita en mis senderos,
mi razón y mi ruina en mil inviernos.

La marea te nombra y se estremece,
el crepúsculo en llanto se oscurece.
Pero sigues lejana, inalcanzable,
como estrella en la noche interminable.

Y aquí sigo, cautivo en esta espera,
prisionero del tiempo y su quimera.
Que me traiga abril con su luz callada,
y en tus brazos mi alma sea encontrada.

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