Tiene una voz que hechiza, un susurro encantado,
y unos ojos profundos donde todo ha quedado.
Sus manos, suaves y firmes, pintan sueños al pasar,
y su silueta me envuelve, imposible de ignorar.
Soy un desconocido, un extraño en su andar,
pero en mi universo, ella es todo mi lugar.
Bajita, pero su mente alcanza el cielo,
con su porte elegante y un corazón sincero.
Su sonrisa ilumina las sombras del día,
y sus suaves rizos danzan con dulce alegría.
Es fuerza y dulzura en perfecta unión,
un faro que guía mi admiración.
Ella se eleva, se impulsa, se entrega a crecer,
y en su ejemplo encuentro motivos para creer.
Cada gesto, cada risa, cada paso que da,
me invita a luchar, a soñar, a volar.
Ella, divina, única, un milagro en mi sendero,
la razón por la que en silencio la espero.