Si fueras café,
te tomaría al alba,
serías el calor que despierta mi alma,
el aroma suave que envuelve mi calma.
Si fueras un vino,
te recorrería con mis sentidos,
gotas de ti en mis labios perdidos,
un sorbo eterno, de sueños vestidos.
Si fueras estrella,
te miraría cada noche,
mi guía en la bruma, mi faro en reproche,
un brillo eterno que nunca se derroche.
Si fueras canción,
te cantaría al viento,
melodía de amor que rompe el silencio,
un eco infinito de puro sentimiento.
Si fueras brisa,
serías el roce que eriza mi piel,
un susurro tibio, un dulce vaivén,
el soplo sutil que calma mi hiel.
Si fueras lluvia,
mojarías mi espera callada,
beso de agua, caricia encantada,
río que fluye y nunca se acaba.
Si fueras fuego,
arderías en cada latido,
llama indomable, ardor encendido,
hogar donde siempre regreso rendido.
Pero eres tú,
sin metáforas ni comparaciones,
con todas tus luces y tus emociones,
mi amor sin medidas, sin explicaciones.