Quisiera borrarla de mi pensamiento,
que su nombre, al menos, dejara de estar.
Mas vuelve su sombra con cada momento,
y en cada suspiro la vuelvo a encontrar.
Detrás de un cristal su reflejo aparece,
su risa en el aire comienza a sonar.
Su voz angélica todo estremece,
y el alma rendida la vuelve a buscar.
Quisiera olvidarla, cerrar esta ausencia,
romper las cadenas de mi voluntad.
Mas sigue en mi pecho, callada y dormida,
como un dulce eco de eterna verdad.